aNTÍGONA Y LA ÉTICA
eNTREVISTA A mARÍA jOSÉ pRADO
María José Prado, licenciada en periodismo con un máster el en programa de Erasmus Mundus Crossways and Cultural Narratives, nos habla acerca de las razones por la cuál la ética y la literatura se relacionan. Además, enfocándose en “Antígona”, nos da un panorama actual de cómo la obra de Sófocles ha trascendido en la actualidad.
1. ¿Cómo se relaciona la ética y la literatura?
Propiamente, ambas son "disciplinas" distintas: la primera es una rama de la filosofía; la segunda es una rama de lo que ahora llamamos "arte", que es lo que en otras épocas se le ha llamado "poesía" (por "creación") o "técnica". Ahora, ambas se unen al momento en que la literatura empieza a tratar la realidad humana, y el hombre no puede vivir sin ética, sin un "ethos" (un "carácter" o "costumbre", un "modo de vivir"). Cualquier novela o poema narrativo o drama teatral describe a unos personajes en medio de una situación que por fuerza están definidos por un actuar ético (una "dirección" del carácter, podríamos decir) que los mueve a buscar los objetivos que buscan y que, necesariamente, están determinados dentro de un acontecer moral.
2. En Antígona, ¿cómo el autor aplicó la ética en su obra?
Antígona describe una situación en donde la protagonista decide actuar en contra de una ley humana (cuya ruptura le acarrearía la muerte) en miras a cumplir con lo que considera un deber moral de mayor categoría que cualquier ley humana: sea éste, el entierro de su hermano. Dentro de las creencias religiosas griegas, el alma que no recibe un entierro digno no puede avanzar en su camino hacia su destino final en el más allá, así que aquel era un castigo terrible. Antígona considera que tal cosa va en contra de lo que esperan los dioses de los hombres, y decide actuar según un principio moral que va más allá de lo que regule el rey. Todo esto es, así pues, un drama que pone en tela de juicio la potestad absoluta que puedan tener las leyes de los hombres (que pueden ser, eventualmente, caprichosas o injustas o inhumanas)
3. ¿Por qué cree que a pesar del tiempo, la trama de Antígona aún se puede ver en la actualidad?
El entierro de los muertos es, en casi todas las religiones, un acto de misericordia indispensable. La muerte es algo íntimo y también sagrado, que merece respeto y ceremonia. La vejación de un cadáver es, aún hoy en día, algo despreciable y ésa es una realidad universal que Antígona trata con profundidad. Por encima de eso, la historia de la humanidad está llena de Antígonas que, en un contexto u otro, exigen siempre que las leyes humanas sean revisadas, que se corrijan si son injustas o transgreden los derechos de otros seres humanos. Antígona hizo lo que hizo por un deber fraternal, pero hoy en día, por diversos motivos, vemos personas luchando por los derechos de otras que les son desconocidas. En cierto modo, podríamos decir que es el drama por los derechos humanos, que todos percibimos (aún si algunos no lo profundicen lo suficiente) como una ley que trasciende toda ley que podamos tener hasta ahora por escrito.
4. ¿A quién describiría como a una Antígona moderna?
Antígonas modernas..., pues creo que cualquiera que luche por los verdaderos derechos humanos es una Antígona moderna. Algunos dirían que luchar por los derechos humanos ya te convierte en un Antígona, y creo que se puede decir así, en sentido amplio. Pero yo creo que, propiamente, "Antígona" habla no solo de luchar por una ley que crees superior a la humana-vigente en el momento en que vives, sino en luchar por cumplir, antes que nada, la ley eterna que es de origen divino. En este sentido, se podrían mencionar a las figuras valientes y poco populares, tal vez anónimas incluso entre sus simpatizantes, que día a día luchan por el respeto a la vida, independientemente de lo que las modas ideológicas en nuestro tiempo quieran definir como tal. En tiempos del comunismo, por ejemplo, también se pueden mencionar otras figuras, por todo el mundo, que también fueron reprimidos por el Estado por defender la libertad del hombre. Ha habido muchos ejemplos a lo largo de la historia de la humanidad y, como te digo, se puede evaluar en sentido amplio (derechos humanos) o en sentido estricto (defensa y búsqueda de la ley divina).
5. ¿Es más propicio ver en Europa la corrupción de la ley, en cuanto a la ley natural y la ley humana, a diferencia de los países tercermundistas?
Puede ser que sea más fácil ver casos de este tipo en Europa, pero no sólo ahí sino que puede extenderse a los países desarrollados de Occidente (EE.UU., Australia, Nueva Zelanda, Canadá). Actualmente hay toda una pretensión de reinventar la civilización, en algunos casos de hacer un cristianismo sin Dios, un humanitarismo solidario que no tiene fines trascendentes en un sentido espiritual sino solo material: hacer cosas que ayuden a otros a vivir mejor. El asunto es bastante complejo pero se podría resumir diciendo que la pretensión que hay es de "reinventar los Diez Mandamientos", por decirlo así: se quiere legislar la más completa Acta de los Derechos Humanos, y en este intento se está tomando por "derecho humano" lo que NO es un derecho humano, y en este camino imponiendo a otros obligaciones que dejan poca vía a la libertad personal, en el desafortunado caso de que uno no esté de acuerdo.
6. ¿Por qué ocurre esto?
No necesariamente vemos que ocurre esto porque se legislan cosas malas, sino porque se obliga ante la ley a sostener cosas que NO son derechos fundamentales. Así, por ejemplo, la educación no es un derecho humano porque yo no estoy obligada a garantizar la educación de todas las personas que conforman mi sociedad; sí estoy obligada a garantizar su vida y su libertad, por ejemplo, pero no a que estudien. La educación es algo bueno y deseable universalmente, pero cuando queremos meterla en la carta de derechos humanos, armamos un menú interminable que pretende legislar todo lo que es deseable en una sociedad, y de esta forma se puede caer la manía de querer legislar hasta el más ínfimo detalle de la vida humana con tal de que cumpla ese "fin deseable", que en gran medida es también fruto de una ideología y se vuelve un proyecto distópico: una buena intención que acaba coartando la libertad de otros hacia el "plan perfecto" de unos pocos que gobiernan. En este sentido se puede percibir el riesgo de querer sustituir una ley eterna por una ley humana, y en estos países, que en algunos casos parten de bases ateas que ellos llaman "laicas" es evidente que el ciudadano perfecto es el que carece de convicciones personales universales o eternas. Claro que ante situaciones de este tipo, sobresalen nuevas Antígonas.
Si en los países tercermundistas esto no ocurre tanto es porque todavía no hemos terminado de garantizar los auténticos derechos humanos así que no tenemos tiempo de ponernos a legislar sobre otros que quizá sean invenciones humanas; por no hablar de que el ateísmo, que no tiene más que sustituir las leyes eternas por las leyes humanas, no es común en países pobres. Según los países ricos de hoy es porque la pobreza te mantiene en la ignorancia y la ignorancia en la superstición, pero ligar esto al origen y sentido de la religión es una falacia gigante, fruto también de los intereses ideológicos que en este momento dominan a las élites intelectuales de Occidente. Aún así, estas modas intelectuales ya están entrando en nuestros países y podemos ver, aún si no tienen demasiado eco en la agenda nacional (depende el caso) que ya se discuten y se exigen (el aborto sería el caso más dramático, por ejemplo, pues atenta contra el derecho que, quizá, sea el más fundamental de todos: el derecho a la vida -y si no el más fundamental, al menos el primero de todos, porque sin éste, los otros son innecesarios)
1. ¿Cómo se relaciona la ética y la literatura?
Propiamente, ambas son "disciplinas" distintas: la primera es una rama de la filosofía; la segunda es una rama de lo que ahora llamamos "arte", que es lo que en otras épocas se le ha llamado "poesía" (por "creación") o "técnica". Ahora, ambas se unen al momento en que la literatura empieza a tratar la realidad humana, y el hombre no puede vivir sin ética, sin un "ethos" (un "carácter" o "costumbre", un "modo de vivir"). Cualquier novela o poema narrativo o drama teatral describe a unos personajes en medio de una situación que por fuerza están definidos por un actuar ético (una "dirección" del carácter, podríamos decir) que los mueve a buscar los objetivos que buscan y que, necesariamente, están determinados dentro de un acontecer moral.
2. En Antígona, ¿cómo el autor aplicó la ética en su obra?
Antígona describe una situación en donde la protagonista decide actuar en contra de una ley humana (cuya ruptura le acarrearía la muerte) en miras a cumplir con lo que considera un deber moral de mayor categoría que cualquier ley humana: sea éste, el entierro de su hermano. Dentro de las creencias religiosas griegas, el alma que no recibe un entierro digno no puede avanzar en su camino hacia su destino final en el más allá, así que aquel era un castigo terrible. Antígona considera que tal cosa va en contra de lo que esperan los dioses de los hombres, y decide actuar según un principio moral que va más allá de lo que regule el rey. Todo esto es, así pues, un drama que pone en tela de juicio la potestad absoluta que puedan tener las leyes de los hombres (que pueden ser, eventualmente, caprichosas o injustas o inhumanas)
3. ¿Por qué cree que a pesar del tiempo, la trama de Antígona aún se puede ver en la actualidad?
El entierro de los muertos es, en casi todas las religiones, un acto de misericordia indispensable. La muerte es algo íntimo y también sagrado, que merece respeto y ceremonia. La vejación de un cadáver es, aún hoy en día, algo despreciable y ésa es una realidad universal que Antígona trata con profundidad. Por encima de eso, la historia de la humanidad está llena de Antígonas que, en un contexto u otro, exigen siempre que las leyes humanas sean revisadas, que se corrijan si son injustas o transgreden los derechos de otros seres humanos. Antígona hizo lo que hizo por un deber fraternal, pero hoy en día, por diversos motivos, vemos personas luchando por los derechos de otras que les son desconocidas. En cierto modo, podríamos decir que es el drama por los derechos humanos, que todos percibimos (aún si algunos no lo profundicen lo suficiente) como una ley que trasciende toda ley que podamos tener hasta ahora por escrito.
4. ¿A quién describiría como a una Antígona moderna?
Antígonas modernas..., pues creo que cualquiera que luche por los verdaderos derechos humanos es una Antígona moderna. Algunos dirían que luchar por los derechos humanos ya te convierte en un Antígona, y creo que se puede decir así, en sentido amplio. Pero yo creo que, propiamente, "Antígona" habla no solo de luchar por una ley que crees superior a la humana-vigente en el momento en que vives, sino en luchar por cumplir, antes que nada, la ley eterna que es de origen divino. En este sentido, se podrían mencionar a las figuras valientes y poco populares, tal vez anónimas incluso entre sus simpatizantes, que día a día luchan por el respeto a la vida, independientemente de lo que las modas ideológicas en nuestro tiempo quieran definir como tal. En tiempos del comunismo, por ejemplo, también se pueden mencionar otras figuras, por todo el mundo, que también fueron reprimidos por el Estado por defender la libertad del hombre. Ha habido muchos ejemplos a lo largo de la historia de la humanidad y, como te digo, se puede evaluar en sentido amplio (derechos humanos) o en sentido estricto (defensa y búsqueda de la ley divina).
5. ¿Es más propicio ver en Europa la corrupción de la ley, en cuanto a la ley natural y la ley humana, a diferencia de los países tercermundistas?
Puede ser que sea más fácil ver casos de este tipo en Europa, pero no sólo ahí sino que puede extenderse a los países desarrollados de Occidente (EE.UU., Australia, Nueva Zelanda, Canadá). Actualmente hay toda una pretensión de reinventar la civilización, en algunos casos de hacer un cristianismo sin Dios, un humanitarismo solidario que no tiene fines trascendentes en un sentido espiritual sino solo material: hacer cosas que ayuden a otros a vivir mejor. El asunto es bastante complejo pero se podría resumir diciendo que la pretensión que hay es de "reinventar los Diez Mandamientos", por decirlo así: se quiere legislar la más completa Acta de los Derechos Humanos, y en este intento se está tomando por "derecho humano" lo que NO es un derecho humano, y en este camino imponiendo a otros obligaciones que dejan poca vía a la libertad personal, en el desafortunado caso de que uno no esté de acuerdo.
6. ¿Por qué ocurre esto?
No necesariamente vemos que ocurre esto porque se legislan cosas malas, sino porque se obliga ante la ley a sostener cosas que NO son derechos fundamentales. Así, por ejemplo, la educación no es un derecho humano porque yo no estoy obligada a garantizar la educación de todas las personas que conforman mi sociedad; sí estoy obligada a garantizar su vida y su libertad, por ejemplo, pero no a que estudien. La educación es algo bueno y deseable universalmente, pero cuando queremos meterla en la carta de derechos humanos, armamos un menú interminable que pretende legislar todo lo que es deseable en una sociedad, y de esta forma se puede caer la manía de querer legislar hasta el más ínfimo detalle de la vida humana con tal de que cumpla ese "fin deseable", que en gran medida es también fruto de una ideología y se vuelve un proyecto distópico: una buena intención que acaba coartando la libertad de otros hacia el "plan perfecto" de unos pocos que gobiernan. En este sentido se puede percibir el riesgo de querer sustituir una ley eterna por una ley humana, y en estos países, que en algunos casos parten de bases ateas que ellos llaman "laicas" es evidente que el ciudadano perfecto es el que carece de convicciones personales universales o eternas. Claro que ante situaciones de este tipo, sobresalen nuevas Antígonas.
Si en los países tercermundistas esto no ocurre tanto es porque todavía no hemos terminado de garantizar los auténticos derechos humanos así que no tenemos tiempo de ponernos a legislar sobre otros que quizá sean invenciones humanas; por no hablar de que el ateísmo, que no tiene más que sustituir las leyes eternas por las leyes humanas, no es común en países pobres. Según los países ricos de hoy es porque la pobreza te mantiene en la ignorancia y la ignorancia en la superstición, pero ligar esto al origen y sentido de la religión es una falacia gigante, fruto también de los intereses ideológicos que en este momento dominan a las élites intelectuales de Occidente. Aún así, estas modas intelectuales ya están entrando en nuestros países y podemos ver, aún si no tienen demasiado eco en la agenda nacional (depende el caso) que ya se discuten y se exigen (el aborto sería el caso más dramático, por ejemplo, pues atenta contra el derecho que, quizá, sea el más fundamental de todos: el derecho a la vida -y si no el más fundamental, al menos el primero de todos, porque sin éste, los otros son innecesarios)